Anoche asistí a una presentación de Charles Labra en el restobar El Encuentro, en Temuco.
El nombre por si solo tal vez no dice nada.
Es que Labra es el fundador de Sol y Lluvia, aquel grupo con que cantamos y vibramos con el "adiós general", entre otras canciones ochenteras.
Ayer, caminando por el centro de Temuco, lo topé cantando en la calle. Claro, esta vez con permiso de la gobernación.
"Abandoné voluntariamente Sol y Lluvia para salir a las calles a devolver la música al pueblo", escuché y me detuve. Me sentí identificada y no es que esté nostálgica, ni que me "haya quedado pegada", como podrían pensar muchos de los que lean estas notas.
Hoy Labra es el vocalista de Antu Kai Mawen (sol y lluvia en mapuzungun) y lejos de haber abandonado el grupo original, claramente lo lleva en si mismo.
Es que El Encuentro anoche no daba abasto para la cantidad de gente que llegó a escuchar, a cantar, a bailar con las canciones que tal vez hoy mas que nunca cobran relevancia para reencantarnos....ante tanta decepción. Es que necesitamos reencontrarnos y tal vez la música sea uno de los puntos de partida.
Asistí junto a mi hija Tania-Paz, quien hoy con 19 años de edad, agradeció a Charles al final por lo que consideró una "noche notable". Miientras bailaba y cantaba, me preguntaba....¿qué nos pasó? ¿en qué momento nos distanciamos de la gente, del pueblo, de lo simple, de lo sencillo? ..... El tiempo tal vez dará la respuesta.
Claro está que anoche fue una hermosa fiesta, gracias Charles por hacernos sentir que aún estamos vivos........¡y que paradojal! Mientras vibrábamos con la fiesta, afuera una "cuca" de pacos -como en antaño- vigilaba sigilosamente el local. Espero no sea presagio de nada.
Gracias Charles, por la fiesta....
http://trawun.blogspot.com/2009/09/antu-kai-mawen-es-sol-y-lluvia-en.html
MIRNA CONCHA
Estudié periodismo en Canadá donde viví el exilio durante diez años junto a mis padres y hermanas. Regresé a Chile en 1984 y desde entonces mi trabajo -en inglés y castellano- ha sido difundido en radios, agencias de noticias, portales de internet y diarios en Chile y el extranjero, así como en publicaciones del Ontario Institute of Studies in Education (OISE) de la Universidad de Toronto. Mi compromiso ha sido siempre con la democracia y la defensa de los derechos humanos.
jueves, 25 de febrero de 2010
miércoles, 10 de febrero de 2010
Una jugada maestra....
Por: Mirna Concha
….Y del “caballo de Troya” siguen bajando guerreros. Es que la “operación con guante blanco” de la derecha para destruir a la Concertación (ver artículo anterior en blog) sigue su curso. Claro está que tuvieron mucho tiempo para analizar la “jugada” maestra que terminaría por darle el “golpe de gracia”.
Primero fue estudiar las debilidades y potenciarlas. Ahí entró a la cancha Marco Enríquez-Ominami y toda la tribuna que la derecha le dio durante la primera vuelta electoral. Primer objetivo cumplido: dividir.
Pero su astucia no terminaría ahí. Había que seguir socavando para que al final la estructura se desplomara por completo: lograr que sectores de este conglomerado se sumaran al gobierno de “unidad nacional”. Jaime Ravinet es la “punta de lanza” para que otros se incorporen y así debilitar la fundación. Es que sacando a la DC, partido base de la Concertación, esta termina por fenecer, dejándole terreno libre a la derecha para gobernar sin una oposición articulada.
Hoy la credibilidad de la clase política está en tela de juicio. En Chile no solo ha ganado la derecha el gobierno, sino que además ha terminado por triunfar e instalarse el individualismo, personalismo, la banalidad, la “monetarización”: el capitalismo.
Dado el actual escenario hoy no es suficiente plantear la rearticulación, el recambio generacional, volver a la fundación, u otras alternativas que hemos visto. Más allá de los análisis de la contingencia, de las autocríticas y evaluaciones, hoy es necesario hacer un “párele” drástico, una introspección, escuchar el real sentir de la ciudadanía respecto de sus aspiraciones, desafíos y sueños para luego reestablecer las confianzas y credibilidades necesarias que permitirán que desde la base misma surjan liderazgos legítimos. Y eso tomará tiempo.
Estamos siendo protagonistas de una nueva etapa en la política de Chile, un nuevo capitulo de la historia se está comenzando a escribir. Las páginas aún están en blanco.
….Y del “caballo de Troya” siguen bajando guerreros. Es que la “operación con guante blanco” de la derecha para destruir a la Concertación (ver artículo anterior en blog) sigue su curso. Claro está que tuvieron mucho tiempo para analizar la “jugada” maestra que terminaría por darle el “golpe de gracia”.
Primero fue estudiar las debilidades y potenciarlas. Ahí entró a la cancha Marco Enríquez-Ominami y toda la tribuna que la derecha le dio durante la primera vuelta electoral. Primer objetivo cumplido: dividir.
Pero su astucia no terminaría ahí. Había que seguir socavando para que al final la estructura se desplomara por completo: lograr que sectores de este conglomerado se sumaran al gobierno de “unidad nacional”. Jaime Ravinet es la “punta de lanza” para que otros se incorporen y así debilitar la fundación. Es que sacando a la DC, partido base de la Concertación, esta termina por fenecer, dejándole terreno libre a la derecha para gobernar sin una oposición articulada.
Hoy la credibilidad de la clase política está en tela de juicio. En Chile no solo ha ganado la derecha el gobierno, sino que además ha terminado por triunfar e instalarse el individualismo, personalismo, la banalidad, la “monetarización”: el capitalismo.
Dado el actual escenario hoy no es suficiente plantear la rearticulación, el recambio generacional, volver a la fundación, u otras alternativas que hemos visto. Más allá de los análisis de la contingencia, de las autocríticas y evaluaciones, hoy es necesario hacer un “párele” drástico, una introspección, escuchar el real sentir de la ciudadanía respecto de sus aspiraciones, desafíos y sueños para luego reestablecer las confianzas y credibilidades necesarias que permitirán que desde la base misma surjan liderazgos legítimos. Y eso tomará tiempo.
Estamos siendo protagonistas de una nueva etapa en la política de Chile, un nuevo capitulo de la historia se está comenzando a escribir. Las páginas aún están en blanco.
martes, 9 de febrero de 2010
Concertación, descansa en paz...
Por: Mirna Concha, periodista
La Concertación de Partidos por la Democracia nos unió en los ochenta. En torno a ella logramos convocar a un país entero a sumarse a un movimiento social para derrotar a la dictadura. ¡Y lo logramos! Con un lápiz y un papel dijimos NO y a través del “Chile la alegría ya viene”, alimentamos la esperanza y las ansias de construir un país más justo y solidario. Con aciertos y errores, pero lo hemos hecho. Sin duda aún resta mucho. Las transformaciones sociales se construyen en el tiempo, pero nadie puede desconocer que Chile no es el mismo de hace 20 años.
Aylwin, Lagos, Frei, Bachelet condujeron este proceso. Sin embargo, una vez más ha quedado de manifiesto que el poder obnubila. En efecto. Las disputas internas de los partidos políticos les distanciaron de la realidad, de lo que Chile realmente aspiraba, de entender que los sueños de la gente se construyen a diario. Demandamos la urgente necesidad de recambio político. Pero nadie escuchó. La luz amarilla fue el resultado de las elecciones municipales. Pero nadie escuchó. Luego el resultado del 13 de diciembre. Pero nadie escuchó. El 17 de enero a la pobre Concertación le tuvimos que poner oxígeno para tratar de mantenerla, pero ella ya solo aspira a descansar en paz.
Es que por nuestras propias incapacidades le exigimos más de lo que ella puede y podía ofrecer. Es hora de darle las gracias, ponerle la lápida, velarla, hacerle el debido y digno funeral y dejarla descansar en paz. Es hora de crecer, de hacernos cargo de la realidad del Chile del 2010 para plantearnos el desafío del país que queremos, ese país cuyo liderazgo hoy le corresponde a otras generaciones, pero para las cuales por cierto debemos estar disponibles para colaborar con la experiencia y sabiduría de los aciertos y errores cometidos, como en todo proceso histórico.
La Concertación de Partidos por la Democracia nos unió en los ochenta. En torno a ella logramos convocar a un país entero a sumarse a un movimiento social para derrotar a la dictadura. ¡Y lo logramos! Con un lápiz y un papel dijimos NO y a través del “Chile la alegría ya viene”, alimentamos la esperanza y las ansias de construir un país más justo y solidario. Con aciertos y errores, pero lo hemos hecho. Sin duda aún resta mucho. Las transformaciones sociales se construyen en el tiempo, pero nadie puede desconocer que Chile no es el mismo de hace 20 años.
Aylwin, Lagos, Frei, Bachelet condujeron este proceso. Sin embargo, una vez más ha quedado de manifiesto que el poder obnubila. En efecto. Las disputas internas de los partidos políticos les distanciaron de la realidad, de lo que Chile realmente aspiraba, de entender que los sueños de la gente se construyen a diario. Demandamos la urgente necesidad de recambio político. Pero nadie escuchó. La luz amarilla fue el resultado de las elecciones municipales. Pero nadie escuchó. Luego el resultado del 13 de diciembre. Pero nadie escuchó. El 17 de enero a la pobre Concertación le tuvimos que poner oxígeno para tratar de mantenerla, pero ella ya solo aspira a descansar en paz.
Es que por nuestras propias incapacidades le exigimos más de lo que ella puede y podía ofrecer. Es hora de darle las gracias, ponerle la lápida, velarla, hacerle el debido y digno funeral y dejarla descansar en paz. Es hora de crecer, de hacernos cargo de la realidad del Chile del 2010 para plantearnos el desafío del país que queremos, ese país cuyo liderazgo hoy le corresponde a otras generaciones, pero para las cuales por cierto debemos estar disponibles para colaborar con la experiencia y sabiduría de los aciertos y errores cometidos, como en todo proceso histórico.
sábado, 30 de enero de 2010
Recambio generacional, el costo de una urgencia no escuchada.....
Por: Mirna Concha, periodista
Publicado 30 de enero 2010
Si hay algo que reconocerle a la derecha es su constancia, disciplina, mirada de futuro y por cierto y por sobre todo, su sigiloso "trabajo de hormiga" para lograr su objetivo. Hoy asume con Piñera "la patrulla juvenil", aquella de los 90, liderada por Allamand, Longueira, Matthei, entre otros. Mientras nosotros creíamos que el "pinochetismo" era parte del pasado, de ese "nunca más" y en consecuencia perdimos la brújula respecto de donde estaba el "enemigo real", ellos tuvieron la visión de potenciar las debilidades de la Concertación y preparar su recambio generacional.
Por este otro lado continúa la noche de los "cuchillos largos" que comenzó con "apuntar dedos" el mismo 17 de enero. A dos semanas de la derrota de la Concertación, lo único que han hecho los próceres elegidos para liderar nuestros sueños, ha sido traspasarse unos con otros las responsabilidades y culpas.¡Si ni la Presidenta Bachelet se ha salvado! Aquella mujer que hace solo un par de semanas se le proclamaba como opción para el 2014 ya no parece ser tan "buena carta". Bochornoso espectáculo observado por el mundo entero que por un lado no se explica el fenómeno chileno y que por otro lo muestra como ejemplo a no imitar, a tener en cuenta como "modelo" para evitar una derrota electoral.
Nuevamente fue Ricardo Lagos Escobar quien apuntó su dedo. Ese que conocimos en los ochenta contra "el general". Esta vez fue dirigido hacia los jóvenes, traspasándoles la responsabilidad del Chile del futuro. ¡Qué generoso! ¿Y por qué no se pronunció por la urgente necesidad de recambio generacional antes? ¡Qué descaro!
Ayer Juan Gabriel Valdés declaraba en una radio que si el recambio generacional se hubiese producido a tiempo, otra historia estaríamos contando y en La Segunda, la Senadora Soledad Alvear solapadamente traspasaba también la responsabilidad: "a veces las personas más jóvenes se han quedado esperando que las cosas lleguen. Y las cosas hay que jugárselas para poder asumirlas".
Es verdad que faltó fuerza, coraje, y tal vez –y por qué no decirlo- cojones entre los otrora dirigentes ochenteros para irrumpir en el escenario político que se vivía. Jorge (Pirincho) Navarrete lo dijo en una entrevista publicada en "The Clinic" en el mes de noviembre. "Respecto a las cartas de la nueva generación, me hubiera gustado que Claudio Orrego o gente como Germán Quintana o la Carolina Tohá hubieran tenido un poquitito más de hambre".
"La candidatura de MEO demostró que había bastante más agua en la piscina de la que creímos. Y esta generación política si sigue esperando que le regalen o que le hereden el poder, la verdad es que va a morir en el intento", declaró en la entrevista titulada "El comando de Frei es una bolsa de gatos" (http://www.theclinic.cl/2009/11/06/%E2%80%9Cel-comando-de-frei-es-una-bolsa-de-gatos%E2%80%9D/). Y fue así. Cuando el comando de Frei se vio prácticamente perdido, recurrió a los rostros ochentenos de Carolina Tohá, Ricardo Lagos Weber y Claudio Orrego. Parecía ser que el incipiente y tantas veces reclamado recambio generacional había llegado…..Pero ya era tarde.
Es cierto que a la otrora "patrulla juvenil" ochentera le faltó "garra", pero no es menos cierto que en el escenario que se vivía, los partidos políticos no estaban dispuestos a ceder espacios. De hecho el frustrado intento de "los príncipes" en la DC -por ejemplo- así lo demuestra. El espacio había que tomárselo y no estaría exento de profundas crisis al interior de los partidos y de la Concertación, esa especie de niña bonita que había que proteger y blindar a costa de todo. ¡Lealtades claramente mal entendidas!
Ni Lagos, ni Valdés ni Alvear estarían haciendo tales declaraciones si el resultado del 17 de enero hubiese sido favorable. Hoy, cuando ya todo es historia, observamos desesperados intentos por levantar proyectos, por refundar estructuras, pero todo sigue siendo entre cuatro paredes, en la cúpula, lejos, muy lejos de la ciudadanía. A dos semanas seguimos sin escuchar autocríticas, reflexiones, disculpas a un país que depositó su confianza y creyó en sus líderes.
"El caleco con el sopapo no están en concomitanza", refrán popular que sabiamente da cuenta del distanciamiento de la gente, de la dicotomía, de la incapacidad intrínsica de detenerse a escuchar antes de seguir con este tan triste y lamentable espectáculo.
Publicado 30 de enero 2010
Si hay algo que reconocerle a la derecha es su constancia, disciplina, mirada de futuro y por cierto y por sobre todo, su sigiloso "trabajo de hormiga" para lograr su objetivo. Hoy asume con Piñera "la patrulla juvenil", aquella de los 90, liderada por Allamand, Longueira, Matthei, entre otros. Mientras nosotros creíamos que el "pinochetismo" era parte del pasado, de ese "nunca más" y en consecuencia perdimos la brújula respecto de donde estaba el "enemigo real", ellos tuvieron la visión de potenciar las debilidades de la Concertación y preparar su recambio generacional.
Por este otro lado continúa la noche de los "cuchillos largos" que comenzó con "apuntar dedos" el mismo 17 de enero. A dos semanas de la derrota de la Concertación, lo único que han hecho los próceres elegidos para liderar nuestros sueños, ha sido traspasarse unos con otros las responsabilidades y culpas.¡Si ni la Presidenta Bachelet se ha salvado! Aquella mujer que hace solo un par de semanas se le proclamaba como opción para el 2014 ya no parece ser tan "buena carta". Bochornoso espectáculo observado por el mundo entero que por un lado no se explica el fenómeno chileno y que por otro lo muestra como ejemplo a no imitar, a tener en cuenta como "modelo" para evitar una derrota electoral.
Nuevamente fue Ricardo Lagos Escobar quien apuntó su dedo. Ese que conocimos en los ochenta contra "el general". Esta vez fue dirigido hacia los jóvenes, traspasándoles la responsabilidad del Chile del futuro. ¡Qué generoso! ¿Y por qué no se pronunció por la urgente necesidad de recambio generacional antes? ¡Qué descaro!
Ayer Juan Gabriel Valdés declaraba en una radio que si el recambio generacional se hubiese producido a tiempo, otra historia estaríamos contando y en La Segunda, la Senadora Soledad Alvear solapadamente traspasaba también la responsabilidad: "a veces las personas más jóvenes se han quedado esperando que las cosas lleguen. Y las cosas hay que jugárselas para poder asumirlas".
Es verdad que faltó fuerza, coraje, y tal vez –y por qué no decirlo- cojones entre los otrora dirigentes ochenteros para irrumpir en el escenario político que se vivía. Jorge (Pirincho) Navarrete lo dijo en una entrevista publicada en "The Clinic" en el mes de noviembre. "Respecto a las cartas de la nueva generación, me hubiera gustado que Claudio Orrego o gente como Germán Quintana o la Carolina Tohá hubieran tenido un poquitito más de hambre".
"La candidatura de MEO demostró que había bastante más agua en la piscina de la que creímos. Y esta generación política si sigue esperando que le regalen o que le hereden el poder, la verdad es que va a morir en el intento", declaró en la entrevista titulada "El comando de Frei es una bolsa de gatos" (http://www.theclinic.cl/2009/11/06/%E2%80%9Cel-comando-de-frei-es-una-bolsa-de-gatos%E2%80%9D/). Y fue así. Cuando el comando de Frei se vio prácticamente perdido, recurrió a los rostros ochentenos de Carolina Tohá, Ricardo Lagos Weber y Claudio Orrego. Parecía ser que el incipiente y tantas veces reclamado recambio generacional había llegado…..Pero ya era tarde.
Es cierto que a la otrora "patrulla juvenil" ochentera le faltó "garra", pero no es menos cierto que en el escenario que se vivía, los partidos políticos no estaban dispuestos a ceder espacios. De hecho el frustrado intento de "los príncipes" en la DC -por ejemplo- así lo demuestra. El espacio había que tomárselo y no estaría exento de profundas crisis al interior de los partidos y de la Concertación, esa especie de niña bonita que había que proteger y blindar a costa de todo. ¡Lealtades claramente mal entendidas!
Ni Lagos, ni Valdés ni Alvear estarían haciendo tales declaraciones si el resultado del 17 de enero hubiese sido favorable. Hoy, cuando ya todo es historia, observamos desesperados intentos por levantar proyectos, por refundar estructuras, pero todo sigue siendo entre cuatro paredes, en la cúpula, lejos, muy lejos de la ciudadanía. A dos semanas seguimos sin escuchar autocríticas, reflexiones, disculpas a un país que depositó su confianza y creyó en sus líderes.
"El caleco con el sopapo no están en concomitanza", refrán popular que sabiamente da cuenta del distanciamiento de la gente, de la dicotomía, de la incapacidad intrínsica de detenerse a escuchar antes de seguir con este tan triste y lamentable espectáculo.
viernes, 22 de enero de 2010
Una caracterización psicosocial urgente para Chile
Por: Mirna Concha, periodista
Publicado el 20 de septiembre de 2009
Me abruma ser protagonista de lo absurdo. Me consume en impotencia y frustración ser testigo de un período de la historia en que se genera mucho ruido; se oye, pero no se escucha. Un país donde las “bengalas” tienen obnubilada a la población, donde los sociólogos evocan a filósofos múltiples buscando inútilmente respuestas para los fenómenos sociales que aquejan a la sociedad. Una sociedad donde cada día se hace más evidente que la “comunicación efectiva” no está funcionando.
Chile es hoy un país profundamente “incomunicado”. La introducción a la psicología define conductas que consciente o inconscientemente son utilizadas para llamar la atención. Eso es precisamente lo que hoy hacen quienes utilizan las más diversas formas y mecanismos para hacerse notar socialmente haciendo noticia por protestas, graffiti, encapuchados, ocupas, molotov, y jóvenes que aumentan en su consumo de drogas, alcohol y apatía por participar de procesos sociales y políticos.
“Si camino no hablar….”, con la imagen de un indio con su oído apegado al pavimento fue un comercial famoso en los ochentas. Hoy esa imagen grafica –a mi juicio- la “lectura más fina” que como sociedad debiéramos hacer de lo que está ocurriendo, del período de la historia del cual estamos siendo protagonistas. Chile nuevamente cambió y aún no somos capaces de detenernos para tratar de entender hacia dónde, cómo ni por qué.
Eugenio Tironi dice que hay que acostumbrarse a que los jóvenes no se inscriban en los registros electorales. Su teoría es que existe una “aversión” al “compromiso por toda la vida, en particular si se trata de causas colectivas”. Y cita: “Gilles Lipovetsky dice que estamos en una era en la cual se repudia la retórica del deber total, eterno, colectivo y se exacerban, en cambio, los derechos al deseo, a la realización inmediata, a la autonomía. En este paisaje, ¿por qué inscribirse, por qué votar?”, señala instando a acostumbrarse a que, desde su perspectiva, los jóvenes definitivamente no se inscribirán ni participarán de los procesos importantes para definir y mucho menos conducir el futuro del país.
Nuevamente cabe la pregunta. ¿Qué tipo de país es Chile hoy? Sin duda uno afectado por un estrés post-traumático cuyos trastornos están a la vista: "Reviviscencia" repetitiva del evento, lo cual perturba las actividades diarias, evasión, excitación, sentimientos de culpa, ansiedad, estrés, tensión, según lo definen los médicos. Todos síntomas que sin duda los podemos asociar particular y más intensamente en septiembre, mes que anualmente acentúa y hace más evidente las diferencias que nos mantienen divididos.
También lo están las características e impactos de un modelo económico neo-liberal que asolapadamente ha ido instalando el sistema capitalista que predomina en el mundo y cuyo fin es la obtención de ganancias por sobre la satisfacción de las necesidades sociales, cualquiera sean éstas. ¿Y qué conlleva? Indiferencia, apatía, rivalidades, conductas individualistas, cultura consumista, ignorancia, falta de participación, farándula, etc. En definitiva, una serie de “bengalas” que mantienen desinformada a la población, que la mantienen aletargada, entretenida pero alejada de lo trascendente, lejos de interesarse por temas que le empoderen para definir su futuro. Ese es el Chile de hoy.
Chile necesita una urgente caracterización psicosocial para determinar las patologías que como sociedad nos afectan y sanar las profundas heridas que persisten. Si hacemos una analogía con las adicciones, podríamos concluir que Chile se encuentra en un estado “contemplativo” en el cual existe consciencia de lo vivido, de las consecuencias, pero estamos inmovilizados. Necesitamos con urgencia pasar a etapas superiores, a la decisión y luego a la acción, esa que nos llevará a la rehabilitación y sanación.
Si no nos enfrentamos con nosotros mismos, seguiremos buscando explicaciones en grandes filósofos, pero evadiendo la raíz del problema que hoy por ejemplo, nos enfrenta a un proceso electoral en el que mas allá de las encuestas, su resultado es incierto porque no tenemos explicaciones reales para muchos fenómenos que estamos viviendo.
Tal vez será sólo entonces, sólo cuando hayamos sanado las heridas, cuando recién podamos convocar a los jóvenes al debate del país que realmente queremos construir.
Publicado el 20 de septiembre de 2009
Me abruma ser protagonista de lo absurdo. Me consume en impotencia y frustración ser testigo de un período de la historia en que se genera mucho ruido; se oye, pero no se escucha. Un país donde las “bengalas” tienen obnubilada a la población, donde los sociólogos evocan a filósofos múltiples buscando inútilmente respuestas para los fenómenos sociales que aquejan a la sociedad. Una sociedad donde cada día se hace más evidente que la “comunicación efectiva” no está funcionando.
Chile es hoy un país profundamente “incomunicado”. La introducción a la psicología define conductas que consciente o inconscientemente son utilizadas para llamar la atención. Eso es precisamente lo que hoy hacen quienes utilizan las más diversas formas y mecanismos para hacerse notar socialmente haciendo noticia por protestas, graffiti, encapuchados, ocupas, molotov, y jóvenes que aumentan en su consumo de drogas, alcohol y apatía por participar de procesos sociales y políticos.
“Si camino no hablar….”, con la imagen de un indio con su oído apegado al pavimento fue un comercial famoso en los ochentas. Hoy esa imagen grafica –a mi juicio- la “lectura más fina” que como sociedad debiéramos hacer de lo que está ocurriendo, del período de la historia del cual estamos siendo protagonistas. Chile nuevamente cambió y aún no somos capaces de detenernos para tratar de entender hacia dónde, cómo ni por qué.
Eugenio Tironi dice que hay que acostumbrarse a que los jóvenes no se inscriban en los registros electorales. Su teoría es que existe una “aversión” al “compromiso por toda la vida, en particular si se trata de causas colectivas”. Y cita: “Gilles Lipovetsky dice que estamos en una era en la cual se repudia la retórica del deber total, eterno, colectivo y se exacerban, en cambio, los derechos al deseo, a la realización inmediata, a la autonomía. En este paisaje, ¿por qué inscribirse, por qué votar?”, señala instando a acostumbrarse a que, desde su perspectiva, los jóvenes definitivamente no se inscribirán ni participarán de los procesos importantes para definir y mucho menos conducir el futuro del país.
Nuevamente cabe la pregunta. ¿Qué tipo de país es Chile hoy? Sin duda uno afectado por un estrés post-traumático cuyos trastornos están a la vista: "Reviviscencia" repetitiva del evento, lo cual perturba las actividades diarias, evasión, excitación, sentimientos de culpa, ansiedad, estrés, tensión, según lo definen los médicos. Todos síntomas que sin duda los podemos asociar particular y más intensamente en septiembre, mes que anualmente acentúa y hace más evidente las diferencias que nos mantienen divididos.
También lo están las características e impactos de un modelo económico neo-liberal que asolapadamente ha ido instalando el sistema capitalista que predomina en el mundo y cuyo fin es la obtención de ganancias por sobre la satisfacción de las necesidades sociales, cualquiera sean éstas. ¿Y qué conlleva? Indiferencia, apatía, rivalidades, conductas individualistas, cultura consumista, ignorancia, falta de participación, farándula, etc. En definitiva, una serie de “bengalas” que mantienen desinformada a la población, que la mantienen aletargada, entretenida pero alejada de lo trascendente, lejos de interesarse por temas que le empoderen para definir su futuro. Ese es el Chile de hoy.
Chile necesita una urgente caracterización psicosocial para determinar las patologías que como sociedad nos afectan y sanar las profundas heridas que persisten. Si hacemos una analogía con las adicciones, podríamos concluir que Chile se encuentra en un estado “contemplativo” en el cual existe consciencia de lo vivido, de las consecuencias, pero estamos inmovilizados. Necesitamos con urgencia pasar a etapas superiores, a la decisión y luego a la acción, esa que nos llevará a la rehabilitación y sanación.
Si no nos enfrentamos con nosotros mismos, seguiremos buscando explicaciones en grandes filósofos, pero evadiendo la raíz del problema que hoy por ejemplo, nos enfrenta a un proceso electoral en el que mas allá de las encuestas, su resultado es incierto porque no tenemos explicaciones reales para muchos fenómenos que estamos viviendo.
Tal vez será sólo entonces, sólo cuando hayamos sanado las heridas, cuando recién podamos convocar a los jóvenes al debate del país que realmente queremos construir.
Con profunda tristeza
Por: Mirna Concha, periodista
Publicado el 18 de enero de 2010
Hoy me embarga una profunda tristeza. No es que la derecha nos haya ganado. Es que no fuimos capaces de entender que esta vez no se trataba solo de elegir un Presidente. La pequeñez, el egocentrismo, el individualismo, el personalismo, se apoderaron de nosotros. Nos nublaron la visión colectiva, de país, de futuro, de memoria y de historia.
Tengo mucha pena. No por haber perdido el gobierno, porque tal vez lo merecemos, sino porque la derecha -que en si misma claramente no es opción de gobierno pues no es fortuito que hayan pasado 50 años sin llegar democráticamente a La Moneda- una vez más usó de manera exitosa todas sus herramienta para dividirnos, para quebrar aquel movimiento sólido que se forjó en torno a una dolorosa dictadura, esa que nos dejó tantísimas víctimas. ¿Qué le decimos hoy a Manuel Guerrero, a José Manuel Parada, a Santiago Nattino, a Oscar Fuentes, a Víctor Jara, a Rodrigo Rojas, a Mario Martínez, a los hermanos Vergara Toledo, y a tantos otros? Lo único que les podemos decir es que les fallamos!
Tengo mucho dolor porque hoy los dedos acusatorios sobrarán. También los planteamientos y proyectos de cómo replantearse el futuro. Pero no así la autocrítica.
Me duele ver como hoy Claudio Orrego, Carolina Tohá y Ricardo Lagos Weber son puestos en la primera línea para asumir la derrota de la Concertación como proyecto político. Ricardo Lagos Escobar plantea que las nuevas generaciones son las llamadas a construir el proyecto de futuro. ¿Hace cuánto tiempo que se venía planteando la urgente necesidad de recambio?
NADIE ESCUCHO. Qué fácil parece ser hoy traspar esta herencia política a la generación que viene. Qué terrible tener la responsabilidad de rearmar un movimiento cuando por la fuerza de los hechos quienes debieron entregarlo a tiempo no lo hicieron y hoy ya anticipan una "generosa jubilación” de la política. Me pregunto si esa misma "generosidad" se hubiese manifestado si el resultado hubiese sido otro.
Que pena por Chile.
Publicado el 18 de enero de 2010
Hoy me embarga una profunda tristeza. No es que la derecha nos haya ganado. Es que no fuimos capaces de entender que esta vez no se trataba solo de elegir un Presidente. La pequeñez, el egocentrismo, el individualismo, el personalismo, se apoderaron de nosotros. Nos nublaron la visión colectiva, de país, de futuro, de memoria y de historia.
Tengo mucha pena. No por haber perdido el gobierno, porque tal vez lo merecemos, sino porque la derecha -que en si misma claramente no es opción de gobierno pues no es fortuito que hayan pasado 50 años sin llegar democráticamente a La Moneda- una vez más usó de manera exitosa todas sus herramienta para dividirnos, para quebrar aquel movimiento sólido que se forjó en torno a una dolorosa dictadura, esa que nos dejó tantísimas víctimas. ¿Qué le decimos hoy a Manuel Guerrero, a José Manuel Parada, a Santiago Nattino, a Oscar Fuentes, a Víctor Jara, a Rodrigo Rojas, a Mario Martínez, a los hermanos Vergara Toledo, y a tantos otros? Lo único que les podemos decir es que les fallamos!
Tengo mucho dolor porque hoy los dedos acusatorios sobrarán. También los planteamientos y proyectos de cómo replantearse el futuro. Pero no así la autocrítica.
Me duele ver como hoy Claudio Orrego, Carolina Tohá y Ricardo Lagos Weber son puestos en la primera línea para asumir la derrota de la Concertación como proyecto político. Ricardo Lagos Escobar plantea que las nuevas generaciones son las llamadas a construir el proyecto de futuro. ¿Hace cuánto tiempo que se venía planteando la urgente necesidad de recambio?
NADIE ESCUCHO. Qué fácil parece ser hoy traspar esta herencia política a la generación que viene. Qué terrible tener la responsabilidad de rearmar un movimiento cuando por la fuerza de los hechos quienes debieron entregarlo a tiempo no lo hicieron y hoy ya anticipan una "generosa jubilación” de la política. Me pregunto si esa misma "generosidad" se hubiese manifestado si el resultado hubiese sido otro.
Que pena por Chile.
Una operación con "guante blanco"
Por: Mirna Concha, periodista
Publicado el 15 de diciembre de 2009
La política es como un partido de ajedrez. Las piezas se mueven según la partida del adversario, de un objetivo y de variables estrategias. A diferencia del tablero, en la vida real todo vale. Maquiavelo cobra relevancia: “el fin justifica los medios”.
En pleno Siglo XXI un golpe de Estado no solo es inaceptable, sino que demasiado impopular dado el sello con que éstos pasaron a la historia reciente. Hoy si bien los protagonistas son esencialmente los mismos, son otras las “armas”, tal vez -e incluso- más peligrosas por lo desconocidas y sórdidas.
Estamos ante un escenario en que la coronación puede estar ad-portas. Probablemente el tema ni siquiera requirió de tanto análisis por parte de ideólogos y estrategas, ya que la irrupción de los “díscolos” fue la primera fisura a potenciar. Luego vendría el candidato con personalidad y ambiciones fáciles de moldear. Solo faltaban los recursos para provocar -con “guante blanco”- el quiebre de la Concertación.
Los medios de comunicación estaban a disposición para posicionar la estratagema moderna del Caballo de Troya e instalar así la sensación ambiente, incluyendo el bombardeo de encuestas que terminó no sólo por desprestigiar el instrumento, sino además por marear y confundir a la masa votante. Esto, más allá del mea culpa que obviamente se debe hacer al interior de la Concertación por no haber dado “tiraje” al recambio político ni haber aceptado el proceso de primarias internas para elegir al candidato, entre otros temas.
Una vez instalado, desde el interior del Caballo de Troya –como los guerreros griegos- irrumpe el empresario Max Marambio vinculado a la derecha no solo en lo político, sino también en lo económico y en lo familiar (casado con Esperanza Cueto, miembro de uno de los grupos económicos más poderosos de Chile y principal accionista de LAN con 36,8%, seguido por Sebastián Piñera, con 26,4 por ciento).
Hace algunos días la prensa publicó que Marambio participó de la celebración de un cumpleaños de Piñera en casa de su común e íntimo amigo Ignacio González. Ayer el vespertino La Segunda, al dar cuenta en su página 13 de las celebraciones post-elecciones, comentó como –después de la celebración de “piñeristas” en el Tiramisú- el mismo González, junto a Ignacio Cueto (cuñado de Marambio) y Jorge Errázuriz, acudieron a la casa del ex GAP, donde también había festejos. ¿Los motivarían las mismas razones? Nadie lo puede afirmar, pero lo concreto es que según el vespertino “todos ingresaron saludando y felicitando al dueño de casa por los resultados obtenidos”, y agrega que “en todo caso, su presencia no fue el único contacto entre ambos comandos, ya que altos personeros del equipo de Enríquez-Ominami llamaron al mismo Piñera para congratularlo por el 44% obtenido”.
En política nada es coincidencia ni casualidad. No lo fueron esas celebraciones, como tampoco la empatía mostrada entre Piñera y MEO durante los debates. No lo fue el eslogan del “cambio”, tampoco lo son las repercusiones que a nivel internacional tienen los procesos electorales. El mundo nos ha estado observando. Desde hace unos meses se da por ganador a Piñera en Estados Unidos y en Europa. ¿Será que además hay que “impedir” –a como de lugar- que el cono sur una vez más se “tiña de rojo”?
La “operación” de sacar con “guante blanco” a la Concertación de La Moneda sigue su curso. Lo lamentable: se ha jugado con el idealismo de miles de chilenos, que creyeron en Enríquez-Ominami desconociendo las maquiavélicas intenciones de Marambio y sus vínculos con los grupos económicos más poderosos de Chile.
Desgraciadamente el desprestigio de la política hoy nos pone en un escenario complejo, donde las confianzas han sido quebrantadas, donde los “heridos y lesionados” son todavía inmensurables.
Publicado el 15 de diciembre de 2009
La política es como un partido de ajedrez. Las piezas se mueven según la partida del adversario, de un objetivo y de variables estrategias. A diferencia del tablero, en la vida real todo vale. Maquiavelo cobra relevancia: “el fin justifica los medios”.
En pleno Siglo XXI un golpe de Estado no solo es inaceptable, sino que demasiado impopular dado el sello con que éstos pasaron a la historia reciente. Hoy si bien los protagonistas son esencialmente los mismos, son otras las “armas”, tal vez -e incluso- más peligrosas por lo desconocidas y sórdidas.
Estamos ante un escenario en que la coronación puede estar ad-portas. Probablemente el tema ni siquiera requirió de tanto análisis por parte de ideólogos y estrategas, ya que la irrupción de los “díscolos” fue la primera fisura a potenciar. Luego vendría el candidato con personalidad y ambiciones fáciles de moldear. Solo faltaban los recursos para provocar -con “guante blanco”- el quiebre de la Concertación.
Los medios de comunicación estaban a disposición para posicionar la estratagema moderna del Caballo de Troya e instalar así la sensación ambiente, incluyendo el bombardeo de encuestas que terminó no sólo por desprestigiar el instrumento, sino además por marear y confundir a la masa votante. Esto, más allá del mea culpa que obviamente se debe hacer al interior de la Concertación por no haber dado “tiraje” al recambio político ni haber aceptado el proceso de primarias internas para elegir al candidato, entre otros temas.
Una vez instalado, desde el interior del Caballo de Troya –como los guerreros griegos- irrumpe el empresario Max Marambio vinculado a la derecha no solo en lo político, sino también en lo económico y en lo familiar (casado con Esperanza Cueto, miembro de uno de los grupos económicos más poderosos de Chile y principal accionista de LAN con 36,8%, seguido por Sebastián Piñera, con 26,4 por ciento).
Hace algunos días la prensa publicó que Marambio participó de la celebración de un cumpleaños de Piñera en casa de su común e íntimo amigo Ignacio González. Ayer el vespertino La Segunda, al dar cuenta en su página 13 de las celebraciones post-elecciones, comentó como –después de la celebración de “piñeristas” en el Tiramisú- el mismo González, junto a Ignacio Cueto (cuñado de Marambio) y Jorge Errázuriz, acudieron a la casa del ex GAP, donde también había festejos. ¿Los motivarían las mismas razones? Nadie lo puede afirmar, pero lo concreto es que según el vespertino “todos ingresaron saludando y felicitando al dueño de casa por los resultados obtenidos”, y agrega que “en todo caso, su presencia no fue el único contacto entre ambos comandos, ya que altos personeros del equipo de Enríquez-Ominami llamaron al mismo Piñera para congratularlo por el 44% obtenido”.
En política nada es coincidencia ni casualidad. No lo fueron esas celebraciones, como tampoco la empatía mostrada entre Piñera y MEO durante los debates. No lo fue el eslogan del “cambio”, tampoco lo son las repercusiones que a nivel internacional tienen los procesos electorales. El mundo nos ha estado observando. Desde hace unos meses se da por ganador a Piñera en Estados Unidos y en Europa. ¿Será que además hay que “impedir” –a como de lugar- que el cono sur una vez más se “tiña de rojo”?
La “operación” de sacar con “guante blanco” a la Concertación de La Moneda sigue su curso. Lo lamentable: se ha jugado con el idealismo de miles de chilenos, que creyeron en Enríquez-Ominami desconociendo las maquiavélicas intenciones de Marambio y sus vínculos con los grupos económicos más poderosos de Chile.
Desgraciadamente el desprestigio de la política hoy nos pone en un escenario complejo, donde las confianzas han sido quebrantadas, donde los “heridos y lesionados” son todavía inmensurables.
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