La era que vivimos es de constantes cambios. Y no me refiero al eslogan de la campaña electoral del actual Presidente de la República de Chile. No es menos cierto que los seres humanos tendemos a poner -por inseguridad, por temor a lo desconocido- resistencia a cualquier hecho que modifique el estado en que nos sentimos cómodos, seguros, protegidos: nuestro “comfort zone”.
Y ante esa “amenaza”, surgen no razonados y de manera espontánea, mecanismos de defensa que tienden a reducir las consecuencias del acontecimiento que en si mismo nos provoca estrés. Es que necesitamos seguir funcionando. La psicología ha identificado múltiples. Entre ellos, la negación, la proyección, la racionalización, la represión, la regresión, entre otros. A mi juicio, lo que hemos presenciado en Chile desde el terremoto político del 17 de enero, es una reactividad, como mecanismo de defensa que tiende a oponerse a todo lo que la nueva administración plantea. Tan así que incluso se ha caído en lo burdo. Ejemplos hay múltiples que no valen la pena mencionar, pues cada uno ha sido protagonista de lo acontecido hasta la fecha.
La sociedad civil –por definición- debe identificar y defender los derechos individuales, colectivos, políticos y sociales de los ciudadanos y propiciar su libertad de asociación para defenderse de la acción del poder y del mercado. Y en esa lógica -la del libre mercado que nos rige y en la cual la concentración del poder de los medios de comunicación es cada vez mayor- estos deben aportar a la democracia promoviendo el permanente debate y educación. Los parlamentarios deben ejercer su rol fiscalizador e impulsar leyes, mientras que los partidos políticos deben ejercer su influencia en la conducción del Estado en lo que afecta al mismo, a la ciudadanía y a la sociedad en su conjunto.
La derecha es un hecho en Chile. Nos guste o no. Como oposición hoy tenemos mucho que decir respecto de su tiempo en Palacio, pero para ello es necesario que cada cual asuma de una vez el rol que le corresponde. Cuando eso ocurra, recién podremos decir que estamos trabajando para iniciar, de manera real y concreta, el descuento de sus días en la administración de nuestro país. Antes, seguiremos haciéndole el juego y desperdiciando tiempos preciosos y preciados.
Es que la Concertación nació con un objetivo sumamente claro: derrotar a la dictadura. Eso se logró hace más de 20 años. ¿No creen que ya sea hora de replantearse? Hay que fenecer para renacer, impulsar debates, foros para entender el Chile del bicentenario y el que queremos construir, por cierto con historia y con memoria. Insisto, mientras eso no ocurra, seguiremos dando palos de ciegos y desperdiciando el valioso tiempo, ese que ya está en cuenta regresiva en lo que a las elecciones municipales se refiere.
Necesitamos ese diagnóstico para poder construir nuevos discursos, nuevo sueños que convoquen a esa masa que hoy está a la deriva.
¡Ese es el desafío!
MIRNA CONCHA
Estudié periodismo en Canadá donde viví el exilio durante diez años junto a mis padres y hermanas. Regresé a Chile en 1984 y desde entonces mi trabajo -en inglés y castellano- ha sido difundido en radios, agencias de noticias, portales de internet y diarios en Chile y el extranjero, así como en publicaciones del Ontario Institute of Studies in Education (OISE) de la Universidad de Toronto. Mi compromiso ha sido siempre con la democracia y la defensa de los derechos humanos.
sábado, 20 de marzo de 2010
lunes, 8 de marzo de 2010
¿A qué juega la naturaleza humana?: terremoto de Chile fue anticipado científicamente el 30 de marzo de 2007
En condiciones normales un día como hoy sería de felicidad, de celebraciones de un maravilloso día de conquistas alcanzadas por las mujeres del mundo. Sin embargo, amanecí con angustia, añorando la infancia, esa en que la ignorancia de la contingencia, de lo cotidiano, permite que los niños sigan riendo, jugando y soñando en un mundo que está lejos de ser el que les rodea.
Es que es mucho el bombardeo de imágenes, de informaciones no solo de la catástrofe chilena, sino de lo que ocurre en el mundo. La agilidad y rapidez de las comunicaciones no nos permiten sobreponernos de un evento –y mucho menos procesar y asimilar- cuando ya estamos siendo testigos de nuevas atrocidades que al parecer pretenden terminar con nuestra capacidad de asombro.
Hoy recibí un mensaje en el que se señala que “cada día toma mas fuerza lo que el Gobierno de Rusia ha denunciado al mundo, que Estados Unidos estaría provocando los terremotos en Haití y luego en las costas Chilenas,” citándose que “este seria el resultado de un arma disfrazada con las siglas HAARP descubierto por Nicola Tesle quien realizo este invento con la finalidad de entregar electricidad gratuita a la humanidad, pero como no era negocio, se lo compraron y jamás se supo de el fue en el año 1993.”
La información explica que HAARP (programa de investigación de aurora de alta frecuencia) “consiste en la estabilidad de la temperatura en el planeta, envían impulsos electromagnéticos a la ionosfera y su centrales de impulso se encuentra en Alaska, estos envían un pulso magnético al espacio a un punto especifico de la ionosfera y este rebota como un reflejo; es decir puede ser dirigido a un lugar de la tierra tal lo fue en Haití y Chile probablemente”. Y agrega que “estos impulsos cambian el clima, gatillan volcanes y terremotos y funcionan en el campo electromagnético del cerebro de las personas HAARP Existe y nadie lo ha negado.”
¿Será tanto el deterioro humano? Tiendo a poner en duda esta información, pero más de una vuelta habrá que darle cuando a esto se suma el documento de 85 páginas de Elsevier, líder mundial en publicaciones científicas, técnicas y médicas que el 30 de marzo de 2007, a través de un equipo de nueve científicos, entre los que se incluye J. Campos, del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, emanó un texto en el que se midió la acumulación sísmica que ya entonces existía entre Concepción y Constitución.
El escrito –en inglés- concluye que en la parte sur del hueco Concepción-Constitución se muestra lo suficientemente grande como para “producir un terremoto muy grande de alrededor de Mw=8.0-8.5. Este es por cierto el peor escenario, lo que debería ser definido con mayor precisión con trabajo de investigación adicional.”
Ante tanto desconcierto y desconocimiento, recurrí a la fuente mas cercana, el meteorólogo Angel Concha Caldera, mi padre, exonerado de la Fuerza Aérea de Chile con motivo del golpe de Estado. “Los terremotos se pueden predecir, sin adelantar con precisión el día y la hora. Pero la zona y la intensidad fueron indicadas con base científica en el informe que comentas”, me respondió.
¿Frente a qué estamos? ¿Cuál es el límite de los seres humanos? Que los lectores saquen sus propias conclusiones.
Es que es mucho el bombardeo de imágenes, de informaciones no solo de la catástrofe chilena, sino de lo que ocurre en el mundo. La agilidad y rapidez de las comunicaciones no nos permiten sobreponernos de un evento –y mucho menos procesar y asimilar- cuando ya estamos siendo testigos de nuevas atrocidades que al parecer pretenden terminar con nuestra capacidad de asombro.
Hoy recibí un mensaje en el que se señala que “cada día toma mas fuerza lo que el Gobierno de Rusia ha denunciado al mundo, que Estados Unidos estaría provocando los terremotos en Haití y luego en las costas Chilenas,” citándose que “este seria el resultado de un arma disfrazada con las siglas HAARP descubierto por Nicola Tesle quien realizo este invento con la finalidad de entregar electricidad gratuita a la humanidad, pero como no era negocio, se lo compraron y jamás se supo de el fue en el año 1993.”
La información explica que HAARP (programa de investigación de aurora de alta frecuencia) “consiste en la estabilidad de la temperatura en el planeta, envían impulsos electromagnéticos a la ionosfera y su centrales de impulso se encuentra en Alaska, estos envían un pulso magnético al espacio a un punto especifico de la ionosfera y este rebota como un reflejo; es decir puede ser dirigido a un lugar de la tierra tal lo fue en Haití y Chile probablemente”. Y agrega que “estos impulsos cambian el clima, gatillan volcanes y terremotos y funcionan en el campo electromagnético del cerebro de las personas HAARP Existe y nadie lo ha negado.”
¿Será tanto el deterioro humano? Tiendo a poner en duda esta información, pero más de una vuelta habrá que darle cuando a esto se suma el documento de 85 páginas de Elsevier, líder mundial en publicaciones científicas, técnicas y médicas que el 30 de marzo de 2007, a través de un equipo de nueve científicos, entre los que se incluye J. Campos, del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, emanó un texto en el que se midió la acumulación sísmica que ya entonces existía entre Concepción y Constitución.
El escrito –en inglés- concluye que en la parte sur del hueco Concepción-Constitución se muestra lo suficientemente grande como para “producir un terremoto muy grande de alrededor de Mw=8.0-8.5. Este es por cierto el peor escenario, lo que debería ser definido con mayor precisión con trabajo de investigación adicional.”
Ante tanto desconcierto y desconocimiento, recurrí a la fuente mas cercana, el meteorólogo Angel Concha Caldera, mi padre, exonerado de la Fuerza Aérea de Chile con motivo del golpe de Estado. “Los terremotos se pueden predecir, sin adelantar con precisión el día y la hora. Pero la zona y la intensidad fueron indicadas con base científica en el informe que comentas”, me respondió.
¿Frente a qué estamos? ¿Cuál es el límite de los seres humanos? Que los lectores saquen sus propias conclusiones.
martes, 2 de marzo de 2010
"Jamás pensé que estaría tan contenta de ver a los militares en la calle"
Sacar dividendos políticos de esta tragedia de proporciones me parece no solo un error, sino una desubicación de proporciones.
Sobreviví el terremoto en Tomé, a muy pocos kilómetros de Dichato. Logré salir en el momento preciso tal vez porque tuve la mente fría y supe que tenía que lograrlo para reunirme con mis hijos que estaban solos en Temuco.
Hice dedo hasta Concepción. En un viaje que normalmente en bus dura 45 minutos, demoré cinco horas y media. Luego seguí por la carretera norte-sur hasta Temuco. Lo que viví, lo que pude ver, escuchar y sentir, es realmente irreproducible. Pero también viví la solidaridad de la gente que detuvo sus vehículos en carreteras desoladas para trasladarme cortas y largas distancias, para ayudarme, gente que me regaló comida, agua y me deseó suerte en esa osadía que solo los instintos de madre y sobrevivencia me impulsaron a emprender.
Era imposible tener una real dimensión de la magnitud de la tragedia. Si consideramos que Chile jamás había vivido una situación de esta naturaleza, nadie, absolutamente nadie en gobierno podría haber tenido otra reacción. Viví también el terremoto del 85. Me tocó cubrir la noticia desde Radio Chilena. Nada, absolutamente nada, se le compara a lo que hoy vivimos.
No somos un país con cultura sísmica. No estamos preparados, no sabemos qué hacer. En Tomé funcionarios de Carabineros -por iniciativa propia- nos alertaron inmediatamente por parlantes que debíamos evacuar hacia los cerros ante la posibilidad de un tsunami, pero no es un tema que tengamos internalizado y básicamente porque no es algo que sea común, no había ocurrido desde el terremoto del 60. También falta coordinación entre los servicios públicos. Esas son lecciones que debemos aprender.
No obstante, es fácil criticar a la Presidenta, al gobierno, a las autoridades......fácil es opinar y hacer acusaciones cuando uno no está en los zapatos de quienes deben tomar las decisiones más trascendentales para el país y más aún sin contar con toda la información oportuna. Los análisis y conclusiones sin duda tendrán que venir y las medidas ser adoptadas, pero por hora la urgencia es claramente otra y en eso no hay que perder la brújula.
Es paradojal, porque por un lado se critica al gobierno por no tomar las medidas de manera oportuna, y por otro lado se juzga duramente. Hace pocos minutos hablé por celular con una conocida que está en Chiguayante. Ella es psiquiatra, ex militante comunista y ante la tragedia su comentario fue: “jamás pensé que estaría tan contenta de ver a los militares en la calle. Hemos tenido que defender la casa con palos, con fogatas, solo falta que intenten violar a las mujeres”.
¡Abramos de una vez la mente, el alma y el corazón! ¡Maduremos políticamente y cortémosla con las pequeñeces! Aprendamos de una vez la lección. Solo así seremos capaces de interpretar el real sentir de nuestra gente, de nuestra ciudadanía, de nuestro pueblo.
Sobreviví el terremoto en Tomé, a muy pocos kilómetros de Dichato. Logré salir en el momento preciso tal vez porque tuve la mente fría y supe que tenía que lograrlo para reunirme con mis hijos que estaban solos en Temuco.
Hice dedo hasta Concepción. En un viaje que normalmente en bus dura 45 minutos, demoré cinco horas y media. Luego seguí por la carretera norte-sur hasta Temuco. Lo que viví, lo que pude ver, escuchar y sentir, es realmente irreproducible. Pero también viví la solidaridad de la gente que detuvo sus vehículos en carreteras desoladas para trasladarme cortas y largas distancias, para ayudarme, gente que me regaló comida, agua y me deseó suerte en esa osadía que solo los instintos de madre y sobrevivencia me impulsaron a emprender.
Era imposible tener una real dimensión de la magnitud de la tragedia. Si consideramos que Chile jamás había vivido una situación de esta naturaleza, nadie, absolutamente nadie en gobierno podría haber tenido otra reacción. Viví también el terremoto del 85. Me tocó cubrir la noticia desde Radio Chilena. Nada, absolutamente nada, se le compara a lo que hoy vivimos.
No somos un país con cultura sísmica. No estamos preparados, no sabemos qué hacer. En Tomé funcionarios de Carabineros -por iniciativa propia- nos alertaron inmediatamente por parlantes que debíamos evacuar hacia los cerros ante la posibilidad de un tsunami, pero no es un tema que tengamos internalizado y básicamente porque no es algo que sea común, no había ocurrido desde el terremoto del 60. También falta coordinación entre los servicios públicos. Esas son lecciones que debemos aprender.
No obstante, es fácil criticar a la Presidenta, al gobierno, a las autoridades......fácil es opinar y hacer acusaciones cuando uno no está en los zapatos de quienes deben tomar las decisiones más trascendentales para el país y más aún sin contar con toda la información oportuna. Los análisis y conclusiones sin duda tendrán que venir y las medidas ser adoptadas, pero por hora la urgencia es claramente otra y en eso no hay que perder la brújula.
Es paradojal, porque por un lado se critica al gobierno por no tomar las medidas de manera oportuna, y por otro lado se juzga duramente. Hace pocos minutos hablé por celular con una conocida que está en Chiguayante. Ella es psiquiatra, ex militante comunista y ante la tragedia su comentario fue: “jamás pensé que estaría tan contenta de ver a los militares en la calle. Hemos tenido que defender la casa con palos, con fogatas, solo falta que intenten violar a las mujeres”.
¡Abramos de una vez la mente, el alma y el corazón! ¡Maduremos políticamente y cortémosla con las pequeñeces! Aprendamos de una vez la lección. Solo así seremos capaces de interpretar el real sentir de nuestra gente, de nuestra ciudadanía, de nuestro pueblo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)