Por: Mirna Concha, periodista
Publicado por www.cambio21.cl
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¡En Chile no hay espacio ni tiempo para todos! Grandes festejos y alegría se vieron por televisión ayer al término de la primera “gesta histórica” de Sebastián Piñera. Como “robando cámara”, los parlamentarios no titubeaban en emitir su opinión al ser requeridos por los periodistas. Sus voces eran fuertes, claras y seguras. Así se vio a varios representantes de la Alianza y de la Concertación, con actitudes complacientes y bastante satisfechas con las “sorpresas” que salieron del “gorro” del Primer Mandatario, que ya proyecta un gobierno de derecha hasta el 2018. De los entrevistados, sólo los senadores Juan Pablo Letelier y Camilo Escalona, y el diputado Guillermo Tellier aparecieron con posturas más críticas.
Quienes no tienen nada que celebrar son los pueblos originarios. Durante 20 años fueron considerados en cada anuncio de esta tradicional cuenta pública presidencial. De sus dos horas de discurso, Piñera destinó cinco segundos a decir que el alma de Chile requiere de las tradiciones y culturas indígenas. Nada se mencionó sobre la obligatoriedad de la enseñanza del mapudungun que desde el 2011 se debe considerar para escuelas rurales con el 50 por ciento más uno de estudiantes con ascendencia mapuche. Nada se dijo sobre el desarrollo con identidad, y mucho menos sobre la urgente necesidad que Chile tiene de potenciar su oferta pública con pertinencia cultural. Menos, por cierto, se referiría al pendiente reconocimiento constitucional. Se anunciaron modificaciones ministeriales, incluyendo la de eliminar el Ministerio de Planificación y Desarrollo (Mideplan) para dar paso al Ministerio Social, pero nada se dijo sobre el avance del proyecto de ley que crea el Ministerio Indígena, ingresado al Parlamento al término del anterior período presidencial.
Curiosamente medios de prensa hoy dan cuenta de que las palabras de Piñera incluía un par de líneas adicionales sobre este tema pero que por la premura del tiempo, no fueron pronunciadas en un discurso que originalmente estaba pensado en una hora pero que terminó siendo cerca de dos.
El Diario Austral de Temuco indica en su edición de hoy que éste consideraba el siguiente párrafo: "En el año del Bicentenario, ha llegado el tiempo de hacer justicia a nuestros pueblos originarios. Para ello, implementaremos dos programas muy concretos", dice el documento de 46 páginas. Allí se propone la reformulación de la política de tierras, la modificación de la Conadi para crear una verdadera Agencia de Desarrollo Indígena y la urgencia que se le dará al reconocimiento constitucional de los pueblos originarios. Sobre el "Plan Araucanía", expuso que promoverá un desarrollo integral de los pueblos originarios. Para ello se realizarán inversiones en infraestructura en La Araucanía y el Bío Bío y se trabajará para atraer inversiones que generen buenos trabajos. También se mejorará la educación, salud y promoción cultural”.
¿Y no podía destinar unos minutos adicionales a este tema? Las minorías claramente no están entre las prioridades de la administración Piñera. Ninguna tuvo cabida en su hoja de ruta. Como diría el poeta Carlos Pezoa, “tras la paletada, nadie dijo nada
La Concertación se hizo cargo de visibilizar la demanda indígena desde que esta fuera planteada en 1989 en el gran encuentro de Nueva Imperial al entonces candidato Patricio Aylwin. Con errores y aciertos, como en cualquier proceso, se incorporó como política pública. ¿Qué ocurrirá en el futuro? Ya se ha dicho que en adelante el enfoque será urbano; sin embargo, eso es desconocer la esencia misma de estos pueblos originarios cuya cosmovisión tiene un potencial cultural que forma parte de su sobrevivencia, que su relación con la naturaleza, la tierra, el sol y la luna son su esencia.
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